Yo, yo misma y mi hijab.
Uno de los muchos temas que han surgido a consecuencia del Brexit gira en torno a la identidad. ¿Qué significa ser británico, parecer británico o sonar a británico?
Nací y crecí aquí. Vivo aquí. Por lo que soy británica. Me han dicho que cuando hablo parezco Harry Potter.
Pero también soy hija de inmigrantes paquistaníes. Soy musulmana, siempre he sido espiritual y elijo llevar el hijab mientras examino mi relación con el Islam.
Cuando la gente me mira, asumen que soy una inmigrante o una refugiada.
A menudo, en los restaurantes o en el teatro, no me hablan. Los camareros y los acomodadores intentan no mirarme, me ignoran y
cuando hablo veo que la confusión les invade mientras intentan descubrir quién soy.
El único momento en que la gente no ignora a una mujer hijabí es cuando te odian o sospechan que eres una terrorista.
En los últimos 18 meses he llamado varias veces a la policía después de ser acosada racialmente y amenazada físicamente por extraños.
Y cuando viajo con mi pasaporte británico, siempre me preguntan: «¿de dónde eres?» «Inglaterra» respondo, «¿Eres musulmana? » «Sí, lo soy»
Es extraño, esa gente siempre intentando averiguar quién soy, porque yo no tengo dudas de quién soy. Y llevar el hijab me ha dado incluso más seguridad en mí misma.
Esta semana, la Corte de la Unión Europea sacó una ley que dice que los empresarios pueden prohibir a sus empleados llevar signos religiosos visibles, incluyendo el hijab islámico. Si hay algo positivo en el Brexit (a pesar de la intolerancia y el aumento de los crímenes de odio) es que no tenemos que seguir la prohibición.
Cuando a la primera ministra, Theressa May, se le preguntó si Gran Bretaña adoptaría semejante ley, reiteró su apoyo a que las mujeres vistan como quieran.
Intentando ver las diferencias entre Gran Bretaña y Europa, veo que Europa ha caído bajo presionando las políticas de identidad sobre las musulmanas obsesionándose con nuestra vestimenta.
Hace dos años cuando estaba trabajando en Francia en un documental para la BBC sobre el significado de ser joven, francés y musulmán después de los ataques terroristas a Charlie Hebdo, fui a la recepción del Parlamento francés para entrevistar a Marion Maréchal-Le Pen, que ahora intenta ser el siguiente presidente francés.
La recepcionista miró horrorizada cuando se dio cuenta de que era quien había concertado cita con Marion Maréchal-Le Pen.
Dijo: «No puedes entrar a este edificio llevando esa cosa puesta», señalando mi hijab. «No está permitido», dijo refiriéndose a la ley francesa que prohíbe llevar símbolos religiosos en edificios públicos.
«Pero no soy francesa soy inglesa», dije. «Soy tan inglesa como el pescado con patatas fritas».
Hizo una pausa y respondió: «De acuerdo, puede continuar».
A todos los sitios a los que fui ese día, me preguntaron de dónde era, taxistas y dependientas de tiendas. Asumí que mi acento inglés me estaba traicionando. Pero fue una musulmana francesa que acertó cuál era mi otro yo.
Le pregunté si era obvio que no era francesa.
«Sí», respondió. «Podemos decirte que no eres francesa. Llevas hijab, andas con SEGURIDAD y no te avergüenzas de ti misma».